Hoy me he parado a fotografiar, en las cercanías de la ermita de Villadiego (Peñaflor, Sevilla) unas chumberas con sus higos ya pasados de maduros.

         Por Joaquín

Hoy me he parado a fotografiar, en las cercanías de la ermita de Villadiego (Peñaflor, Sevilla) unas chumberas con sus higos ya pasados de maduros.

Por Joaquín

Hoy me he parado a fotografiar, en las cercanías de la ermita de Villadiego (Peñaflor, Sevilla) unas chumberas con sus higos ya pasados de maduros. Parece como si nadie estuviera interesado en recoger unos frutos tan ricos, aunque haya que pelarlos con mucho cuidadito para “que no te espine la mano”, como decía aquel viejo corrido mejicano. La chumbera (Opuntia ficus-indica) es una de las especies que se están estudiando para producir etanol a partir de la sacarosa de sus frutos y el almidón de sus palas.

La última vez que estuve en la Universidad Ben Gurion, de Bersheva, en Israel, me comentaron que estaban intentando obtener chumberas sin púas para que sus frutos pudieran recolectarse y comercializarse más fácilmente. Parece que todavía no lo han conseguido, lo que resulta congruente con el calificativo, “shabre”, higo chumbo en hebreo, que se dan a sí mismos los israelíes allí nacidos. Dicen que ellos, como los higos chumbos, por fuera pinchan pero su interior es muy dulce. Lo mismo decimos nosotros de las canarias y el Teide gigante.

Un abrazo. Joaquín

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