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En la cuneta, junto a un campo segado hace ya tanto tiempo que la hierba cortada se ha secado y asoma ya, el ricial de la tierra, estaba este cedacillo moviéndose hasta con la más pequeña brizna de aire.

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En la cuneta, junto a un campo segado hace ya tanto tiempo que la hierba cortada se ha secado y asoma ya, el ricial de la tierra, estaba este cedacillo moviéndose hasta con la más pequeña brizna de aire.

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En la cuneta, junto a un campo segado hace ya tanto tiempo que la hierba cortada se ha secado y asoma ya el ricial, verde, de la tierra, estaba este cedacillo moviéndose hasta con la más pequeña brizna de aire.

Puede que sea la gramínea con más gracia de todas, y desde luego la que más me gusta, muy por encima de la avena y del heno gris, por estas espigas trenzadas, por su cabeza malva, y por la manera en la que se mueve con el viento como una campana, dejando caer el grano que dará cedacillos en las cunetas, ojalá, el año que viene.

Feliz día,

Mónica Fernández-Aceytuno

P.S.

Estamos a la espera de recibir la foto del nóctulo gigante, el cual, según nos han dicho los biólogos que lo investigan, utiliza los nidos abandonados de varias especies de pájaro carpintero en los alcornoques, donde las hembras del nóctulo gigante, colgadas de los pies, paren allí a sus crías.

Y la aportación de los USUARIOS:

EL CHOTACABRAS Y LA GINETA, POR PILAR LÓPEZ

EL LÚGANO, POR MARIA DOLORES

UNA MAÑANA DE “TOROS”, POR JUAN CARLOS DELGADO EXPÓSITO

EL ABADE CAPITÁN Y EL PEZ TROMPETA, POR CRISTÓBAL RICHART

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