GRULLAS

LETRAS EN EL CIELO

La finca se llama Yerbabuena, aunque fueron los amarillos los que, en plena floración, acompañaron a los novios.

Mientras se celebraba la boda, las grullas de las dehesas sevillanas se llevaron en invierno. Ayudadas por las corrientes que el sol arranca desde el suelo se elevaron en círculos, más y más arriba, como papeles abandonados en la calle.

Se apoyan en el aire y, con aletazos profundos, inician un vuelo lento y poderoso, hasta que alcanzan los vientos de altura que esta semana han llegado a soplar, de componente Sur, a 150 kilómetros por hora.

Se organizan a cientos, en grandes bandadas que dibujan una “V” para todo aquel que quiera leer estos días el cielo.

Antonio Morcuende Bachiller calcula que fueron 150 las grullas que el pasado domingo formaban la gran bandada que sobrevoló Cáceres a media mañana. Con un fondo amarillo de jaramagos en flor.

Ahora, las grullas cruzan el cielo de Madrid. En ocasiones, el trafico no logra silenciar sus trompeteos….”gru…gru…gruh”. Mientras, los jaramagos han comenzado a florecer donde el asfalto abre ventanas a la tierra.

Mónica Fernández-Aceytuno

CAMBIO 16, Marzo 1994

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