CARPINTERO

EL VUELO DEL MAR

Puede haberle ocurrido a cualquiera que haya dedicado las vacaciones a pasearse por las carreteras comarcales en las que no caben dos coches al cruzarse. Se pasa rozando y algo vuela. Una mezcla de colores se tira de cabeza al aire y recoge las alas mientras se aleja y cae. Se apoya en el horizonte, un nuevo aletazao y vuelve a subir con las alas cerradas, para volver a caer. Así, describe olas que no rompen, como el mar cuando intenta volar.

Pero el pito real recuerda al mar solo por su vuelo, porque los colores los tiene todos menos los del mar. Hasta el verde, no es verde agua, sino verde de limón temprano.

Son colores que destacan sobre los troncos de los pinos cuando se apalanca, con las fuertes pulumas de la cola, para comer en vertical. Ahora también en horizontal, al borde del camino, donde encuentra las primeras hormigas de la temporada.

Es el más terrestre y hermoso de los pájaros carpinteros; contemplar su vuelo de mar es un privilegio que hoy aún puede ocurrirle a cualquiera.

Mónica Fernández-Aceytuno

CAMBIO 16, Abril 1994

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