CACHALOTES

ÁMBAR GRIS

Con los picos de los calamares, que parecen picos de loro, se amasa en el estómago de los cachalotes un ámbar gris que es capaz de fijar el perfume de las flores. No sabe el cachalote cuántas primaveras ha encerrado en los frascos, cuántas rosas, claveles, azahar, jazmines consigue que no se vayan gracias al ámbar que a veces flota en el mar y que tiene el mismo gris de su piel. Un gris sobre el azul, eso es a veces todo lo que se ve de un cachalote. En ocasiones, mucho más, el cuerpo bastante lento, o un salto espectacular totalmente fuera del agua, o incluso una de esas formaciones en margarita cuando una hembra va a parir, o algún ejemplar está herido, y se colocan ocho hembras con las colas hacia fuera para protegerlo. Cosas que se observan cuando se trabaja en el mar, como la zoóloga Carolina Sanpera, o el capitán Fernando Martínez, que ayer por la tarde no pudo zarpar de Almería por la mala mar y los vientos de fuerza ocho. De haber podido navegar el Ciudad de Valencia, quizá se hubiera avistado ya el primer grupo de cachalotes que cruzan el estrecho con la llegada de la primavera, para alimentarse de cefalópodos.

Entretanto, en Galicia, hizo un día casi veraniego. Tenía un no se qué la mañana de domingo que daban ganas de guardarla, pero no hay ámbar gris para atrapar estas cosas.

Mónica Fernández-Aceytuno

ABC,17-3-2003

www.aceytuno.com

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