ASOMBRO

EL ASOMBRO

Lo que asombra no es tanto la semejanza entre los animales, sino lo que se parecen los materiales de los que están hechos, que la barba de una ballena tenga el color y la consistencia de una uña de hombre.

El 99,9 por ciento de todas las especies que han existido sobre la Tierra, ha desaparecido ya; y me asombra que aún estemos hablando de ballenas, teniendo en cuenta que sus barbas son anteriores a esas uñas que arañan la tierra y los mares como nunca antes se hizo. Todo es puro asombro. Allá donde quiera que estén hoy las golondrinas, seguro que les habrá escrito otra carta, ¿la vigésima?, ¿la cuadragésima?, Ramón Gómez de la Serna. Parecen ya las golondrinas más una carta, un verso que un pájaro.

De no haber regresado, arrastraríamos otra de esas cicatrices que duelen más cuando están cerradas, al acercarse el verano, al pasar una nube, o al dar otra vuelta al mundo la luna llena, la luna blanca, la luna lunática, que es la fantasía asombrada, preguntando cómo pudo inventar algo tan hermoso.

Me miro las uñas. Están nacaradas como el periostraco de un caracol de los mares. El pelo tiene algo de alas de pájaro, los brazos de rama. Puede que estemos hechos con un poco de todo lo que hay, de todo lo que hubo. Que sea el hombre material de derribo.

Mónica Fernández-Aceytuno

ABC, Lunes 29-4-2002

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