ARMIÑO

LA INOCENCIA DEL ARMIÑO

En los próximos días se volverán blancos los armiños, en sólo setenta horas, si es que viene el frío como se veía ayer por la tarde que venía, con unas nubes grisáceas cargadas de nieve.

Si no bajan las temperaturas de golpe sino poco a poco, el proceso puede alargarse hasta veinte días, así que la prontitud en volverse blancos los armiños podría ser una medida de la velocidad con la que llega el frío.

Del armiño, lo que más sorprende cuando se le ve de frente, es que es mucho más pequeño de lo que se esperaba, pero lo reconocemos por su piel blanca; y por sus ojos y su hocico y el pincel de la cola, que siempre son negros. Fuera de los Pirineos no se vuelven tan blancos y, según escribió Valverde, sólo cambian de color en los inviernos muy rigurosos.

Últimamente, ha desarrollado el armiño la costumbre de cazar ratones y topillos junto a los refugios de montaña. Se diría que está perdiendo el miedo al hombre, al que ya mira de frente como si hubiera recuperado su inocencia, y esto, frente a la astucia de otros mamíferos, le está permitiendo sobrevivir casi más que su pelo blanco.

A veces creo que lo que protege a la naturaleza no es tanto la sabiduría, sino la inocencia. Que los árboles no crecerían si supieran que pueden ser cortados.

Mónica Fernández-Aceytuno

ABC, 1-12-2003

Fondo de Artículos

de la Naturaleza de

www.aceytuno.com

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