AMAPOLAS

ACTUALIDAD NATURAL

ABC, Lunes 22-5-2000

AMAPOLAS URBANAS Y MARINAS

Ayer por la mañana cayó una manta de agua en el cabo de Gata, en Almería, donde las amapolas florecen al pie de las dunas.

Según Jose Manuel Castro, maestro, y guía de este parque natural, las amapolas vuelan hacia el mar todos los años en forma de semilla desde esos trigales que verdean por la carretera que va a San Miguel de Gata, y donde aún se mezclan el verde y el rojo, el rojo y el amarillo. Las flores de las amapolas -Papaver rhoeas – viven sólo unos días y permanecen siempre cabizbajas hasta que se alzan mientras sus pétalos blancos se vuelven rojos, justo antes de abrirse. Dentro de poco, será raro ver una amapola, ni cabizbaja ni erguida, en los trigales: los herbicidas selectivos, esos fantasmas del campo que, junto con los pesticidas, hacen más daño a la tierra, a la vida, al agua, que el peor de los transgénicos, está echando de los sembrados a las amapolas que huyen por los caminos hacia el mar, y las ciudades.

Ellas, que fueron las más arvenses de todas, están hoy floreciendo al pie de las grúas, y en esos ovillos de carreteras de las circunvalaciones como un recuerdo de las mieses, o como una pregunta que, encerrada, pega aletazos en la memoria.

Mónica Fernández-Aceytuno

www.aceytuno.com

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